En 1926 mediante Ordenanza se autoriza el llamado a licitación para la pavimentación de las calles de la ciudad. Poco tiempo después, en 1927, comienzan las obras. El proyecto contemplaba el uso de granitullo, una piedra granítica importada desde canteras de Suecia y Noruega. El trabajo era manual, con colocación en forma de “centellado”, un patrón en arco que otorgó una estética distintiva.
En menos de tres años, por solicitud de los vecinos, las cuadras adoquinadas pasaron de 136 a 227.
Desde 2009 integra el listado de Bienes Inmuebles Protegidos, para conservar la belleza técnica y artesanal, y resguardar la trama urbana municipal.